Nada será igual, y lo sabe. Habrá matices distintos a los que conoció desde el primer kilómetro de su carrera como DT, allá por 1992, en Atlético Rafaela. Y cada decisión tendrá un impacto mayor dentro y fuera del cuadrilátero verde. Gustavo Alfaro lo entiende y expresa en su discurso. “La vara de Boca está muy alta. Tiene la obligación de ganar todo lo que juega. Hay desafíos muy fuertes por delante. Para mí, Boca no tiene purgatorio: es el cielo o el infierno”.
A los 56 años, Alfaro vive sus primeras horas en el club xeneize. Y con 12 clubes en su currículum, siente que está en la última parte de su etapa como DT. “Entonces, se trata de una experiencia que me gustaría atravesar. Siento que me agarra en un momento de plenitud, donde tengo muchas cosas por aprender y por dar”, cuenta el nuevo entrenador de Boca, enfocado por las cámaras.
De su presentación en la Bombonera, rescatamos estas cinco miradas.
Cinco miradas sobre la llegada de Alfaro a Boca
