TARDA EN LLEGAR… Y AL FINAL HAY RECOMPENSA

Al fondo de la red

Written by:

Views: 2209

Por Geoff Hernández (@geoffhernandez)

1- …y al final, los ecos volvieron.

2- Como si se tratase todo de una obra silenciosa que seguía su rumbo ante tanta derrota y sufrimiento y que escondía un final precioso, justo, y especialmente merecido para una selección que había estado rodeada de la nada por 28 años.

3- Desde que comenzó a rodar la pelota, la Argentina sostuvo el cuchillo entre los dientes. Scaloni, guiándose en el espejo de Arabia Saudita en 2019, desnaturalizó al equipo del 4-3-3 para ir a un 4-4-2 que desconectaría a Messi de la zona media, privilegiando el orden y la velocidad en la cobertura de los espacios: haciendo la vigilancia sobre Neymar permanente y rotativa.

4- Brasil veía cómo la final por momentos era una extensión del segundo tiempo ante Perú. Largas secuencias de posesión en zonas poco dañinas. Lucas Paquetá, por suerte, estuvo perdido y se superponía a veces con Neymar. Nunca pudo aplicar que el llegar es mejor que estar, porque el memorable Otamendi estuvo perfecto en la anticipación. Este punto, a diferencia de lo visto en la Copa, fue una orden directa del cuerpo técnico: anticipar y evitar que giraran con el balón dominado.

De Paul, Acuña, Cuti Romero y Otamendi, encima de Neymar. La Selección hizo vigilancia permanente sobre el crack brasileño. Foto de Wagner Meier / Getty Images South America / Vía Zimbio

5- Así fue caminando el reloj en el Maracaná. Iluminado por las luces indivisibles de los 2.200 argentinos en las tribunas, por la energía transmitida de Diego y Sabella desde aquel lugar donde no existe el dolor ni la derrota. Porque si algo hubo en este torneo en antítesis a las últimas cuatro finales fue que jamás se leyó en el rostro de ningún jugador el ‘no se podrá’. Al contrario, a medida que avanzaba el torneo, la mayoría quiso mantener la mesura por las experiencias traumáticas del pasado, mientras que otros avizorábamos la posibilidad de alcanzar el cielo.

6- Mientras desayunaban, Cuti Romero le dijo a Scaloni: «Quiero estar en la final. No me duele la rodilla. Infíltrenme, porque a este grupo no lo dejaré solo». Hablaba como si tuviese 30 años, cuando, en realidad, el mejor defensor de la Liga Italiana tiene 23. Cristian Gabriel Romero llegó para darle años de estabilidad a una zona tambaleante como eran la de los defensores centrales. Honra a un tipo que compitió 81 minutos con una distensión ligamentaria en una de sus rodillas.

7- Minuto 22. Le queda el balón en mediacancha a Rodrigo de Paul, el general y verdadero termómetro de Argentina. Leo Messi, en el otro lado, levanta la mano pidiendo la pelota. Y en un gesto que demuestra la independencia total en las decisiones de este grupo, De Paul, decide profundizar en un pase largo buscando a Di María, que en la entrevista pospartido dijo que ya habían preparado esta jugada con Rodrigo, porque sabían que Renan Lodi se descuidaba en la marca.

8- Y aunque la improvisación en el fútbol es hermosa, Di María y De Paul confirmaron que el scouteo es un arma imperdonable en el nivel élite. Lodi, efectivamente, descuidó sus espaldas y Angelito, el maltratado, el humillado, y al que un periodista impresentable arrodillado frente a la televisión pedía que nunca más fuese titular, entendió que era su momento. En un flashback de aquel partido contra Nigeria, controló el balonazo y definió perfecto, acariciando el balón por encima de Ederson y convirtiendo el gol que dejará su nombre sellado en la historia del fútbol argentino por siempre y para siempre. A veces, hay que tragar veneno y esperar, porque el Karma jamás olvida.

https://twitter.com/JuannDis/status/1414625868618608640

9- Gonzalo Montiel jugó el partido de su vida. No dio un paso hacia atrás. Se desdobló por fuera cuando la dinámica se lo permitía para liberar a Leo y a Di María, y especialmente recordó la jerarquía sudamericana de los encuentros grandes. Se comió vivo a Vinicius Jr, que no lo gambeteó ni una vez. Ese ruido producido por la suplencia de Molina Lucero desapareció en pocos minutos. Montiel refrendó la confianza y vaya dos laterales tiene ahora la Argentina.

10- De Dibu Martínez hay poco que pueda escribir que usted ya no sepa. Entrega todo lo que una selección espera de su arquero: valentía, seguridad y confianza. Al final del juego le dijo a Juan Pablo Varsky: «Yo estaba completamente seguro que hoy no entraba el balón en nuestro arco». Y vaya si tenía razón. Los eruditos que quisieron crucificarlo por su metódica manera de llevar los penales ante Colombia, seguramente son los mismos que aplaudieron los paradones ante Gabigol y Neymar. La incoherencia de los sabiondos.

11- Y Leo. Querido, y amado Lionel. Ya no hay más tormentos que puedan tiranizar tu pensamiento. Los odiadores y envidiosos siempre estarán, pero como si fueses un Lannister finalmente pagaste una deuda que no te pertenecía. El mundo vio como levantaste la Copa América con tu adorada Argentina. Caíste de rodilla al sonar el pitazo final, porque el peso que 40 millones de personas te habían puesto en tus hombros se desaparecía de un segundo a otro. Tuviste una Copa perfecta. El más anotador. El más asistidor. El más creador de ocasiones y pases clave. Porque tu sobrenaturalidad es cosa de todos los días, y anoche el cielo decidió que era hora de retribuir tu necedad. Tu insistencia de intentarlo una y otra vez con la albiceleste. Porque ya lo dice el libro más vejado de la historia: buscad, buscad y hallareis.

12- En mi cabeza está ese artículo cortito que te hizo Newell’s cuando eras un pibito, donde el encabezado decía ‘Mi sueño es jugar con la Selección’. Lo lograste, y le devolviste la autoestima a la misma nación que no te ayudó cuando más lo necesitaste. Y tú seguiste dejando la vida por ellos. No hay mejor alegoría a la humildad que esta. Como dijo Scaloni, si tan sólo conociesen a Leo como nosotros, lo amarían aún más por su sencillez y cercanía.

De cabeza a la Copa América: los jugadores argentinas se lanzan al trofeo luego de hacer historia en Brasil. Foto de Alexandre Schneider/ Getty Images South America / Vía Zimbio.

13- Ya no hay más espacio para ese maquiavélico relato que intentaba desprestigiarte por no haber alcanzado nada con la selección. La realidad es que ganaste un Mundial Sub 20, los Juegos Olímpicos, una Copa América, alcanzaste la final del Mundial y la perdieron en tiempo extra ante la superpoderosa Alemania, y cedieron otras dos finales de Copa América en el punto penal. Un currículo inevitablemente maravilloso. Gracias Lionel.

14- Honor también para las mentes tácticas y gerenciales de este premio. Lionel Scaloni, uno de los directores técnicos más golpeados en los últimos 20 años de Argentina. Tomó el grupo cuando nadie más lo quiso hacer. Y con la confianza de Tapia fue dándole sentido a su idea, a su deseo, y acompañado de seres maravillosos como Walter Samuel y Pablo Aimar lograron inculcar la fe en un grupo de jóvenes con ganas de construir su propia Torre de Babel. Con un nuevo idioma en el fútbol argentino donde perder no existe. Y donde lo imposible es una invitación a hacerlo realidad.

15- Y cierro esta epístola con una frase que tengo tatuada en mi mente con luces de neón desde hace una semana: ‘Tarda en llegar, y al final hay recompensa en la zona de promesas’. Gustavo Adrián, Diego Armando, Alejandro Javier, Biglia, Mascherano, Rojo, Chiquito Romero, Pipa… esto también es para ustedes.

16- Porque las noches históricas como la del Maracaná siempre se construyen en silencio, en dolor y en la derrota que los persiguió por tantos años. Los ecos volvieron y la zona de promesas finalmente se hizo realidad.

 

 

Comments are closed.