Luces y perfección

Al fondo de la red

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Por Geoff Hernández (@geoffhernandez)

1- Tres finales en años consecutivos. Un Mundial, dos Copas América, y la certificación de que este grupo de jugadores merece un título. Porque las finales pueden ser circunstanciales, pero la competitividad continua en la élite, no. Nueve duelos de eliminación directa en los últimos tres años: cinco triunfos, tres empates, y una sola derrota –aquella de Gotze en el tiempo suplementario del Maracaná – y el aroma a revancha paseándose por las calles de Nueva York.

2- Martino aprendió la lección contra Venezuela. Y corrigió. Salteó la ubicación en la cancha de Mascherano, colocándolo en medio de los centrales al momento de elaborar, evitando el 2vs2 que tanto le hizo daño en los cuartos de final. Este movimiento táctico, le otorgó un premio aparte al colectivo: tener el primer pase limpio en todo el encuentro. El revoleo constante de Romero no existió. Y Argentina creció en utilización óptima de los espacios.

El tiro libre mágico de Messi ya firmó su autógrafo en la red. Así se convirtió en el máximo goleador de la Selección. Foto de Omar Torres / Agencia AFP.

El tiro libre mágico de Messi ya firmó su autógrafo en la red. Así se convirtió en el máximo goleador de la Selección. Foto de Omar Torres / Agencia AFP.

3- Estados Unidos se presentó desnudo ante su gente. Con más coraje utópico que fútbol. Sin el pegamento que unía las transiciones (Jermaine Jones), y sin el talentoso que cambiase el ritmo en los últimos 20 metros (Alex Woods), no había ningún fundamento que le permitiese a los anfitriones competir, y menos si lidiaban con la versión albiceleste más parecida a aquella mágica que inventó Bielsa al final de los noventas.

4- Leo Messi consiguió en Marco Rojo su aliado perfecto. Lo más parecido a Dani Alves que podrá tener en la albiceleste. El lateral izquierdo entiende la ley ‘Devuélvesela a Messi’ a la perfección, sus desmarques de ruptura y la ‘colgadita culé’, sacaron de quicio a un inocente Yedlin que estuvo dos segundos retrasados en cada aventura de Rojo.

Este grupo de jugadores de la Selección merece un título. Porque las finales pueden ser circunstanciales, pero la competitividad continua en la élite, no. El aroma a revancha se pasea por las calles de Nueva York».

5- La pausa que Banega da en la construcción explica en buena parte las recuperaciones inmediatas de Argentina. Augusto y Mascherano flotaban en la zona media, secando a la versión más deprimida de Bradley, y a un Beckerman que corría y corría, y le era imposible rozar el cuero. Dominio aplastante en todos los aspectos de juego. El dinamismo y la precisión en la fase ofensiva fueron la gran noticia de la noche.

6- La peor noticia es que aún restan dos años para el Mundial. La confección del plantel de Martino obliga a la competencia. Biglia será titular en la final –una vez más- , y Di María, capaz también lo sea. Todos quieren competir. Sacarse la mufa, y acabar con estos larguísimos 23 años que han tambaleado la identidad ganadora argentina. Sería una daga en el corazón no conquistar Nueva York.

Y 7- El clan de la fe firmó la presentación que consolida a un ciclo que pone a Messi como Alfa y Omega. Imposible fallar. El gol de tiro libre es la metáfora perfecta del transitar argentino en este torneo. Lúcidos, sedientos y con la responsabilidad de desnudar al periodismo que engrandece las derrotas por encima del proceso, y de tatuar la gloria en el corazón de un grupo que lo merece todo.

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