Leer el juego (por Roberto Fontanarrosa)

Literatura hecha pelota

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«No crecí queriendo ser como Julio Cortázar. Crecí queriendo ser como Ermindo Onega. Por eso, llegué a la literatura por la puerta de atrás, con los botines embarrados y repitiendo siempre el viejo chiste: ‘Mi fracaso en el fútbol obedece a dos motivos. Primero, mi pierna derecha. Segundo, mi pierna izquierda'». Cortita y al pie, Roberto Fontanarrosa repetía esa frase en distintos ámbitos. Podía hacerlo en programas de televisión, una charla con sus amigos en el bar El Cairo o en un congreso de la lengua. Y de inmediato, sonaban las risas del público. El Negro, tal como le gustaba decir, llegó a la literatura con los botines sucios, aunque pronto se puso la ropa de crack y cada cambio de frente resultó un texto extraordinario. Fue el capitán de un equipo con nombres de alto vuelo, como Soriano, Sacheri y Sasturain. Y con su visión genial de este juego, dejó cuentos célebres. Como Escenas de la Vida Deportiva, el elegido para cerrar una semana en la que se cumplieron cinco años de su muerte. Un relato ideal para recordar a Fontanarrosa desde este espacio. Ahora. Y siempre.

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