«El fútbol argentino no le interesa a nadie»

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El Ruso Verea, en plena charla futbolera con los otros protagonistas de la nota.

El Ruso Verea, en plena charla futbolera con los otros protagonistas de la nota. Foto del Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs (M.A.F.I.A.).

Una mesa del Club Eros en Palermo, cinco protagonistas y una pelota imaginaria que se toca con prolijidad. Los periodistas Ezequiel Fernández y Norberto Ruso Verea, junto con Eduardo Zimmermann, Marcelo Leiras y Roberto Dvoskin -profesores de la Universidad de San Andrés– dialogan sobre el reino del fútbol en el país y el mundo. Mueven los hilos del juego, frenan el cuero y cambian de frente en el momento exacto. Un partido cerebral, de principio a fin. A ritmo intenso, esta es la primera parte de la nota publicada en la revista de la casa de estudios.

Ezequiel Fernández Moores: Gente que está vinculada al mundo del espectáculo en términos de televisión, de la industria del entretenimiento, se adueñó de los clubes de fútbol. No lo hacen por ideología futbolística, por jugar para ganar, sino para recaudar porque la gente va más a la cancha. Bayern Múnich ganó todo el año pasado y se planteó: «Ahora tenemos que ser como el Barcelona». Y contrató al técnico hacedor del Barcelona campeón, Pep Guardiola. «Tenemos que ser una marca global que gane y entretenga», analizaron.

Ruso Verea: Pero la gente exige otra cosa. El espectador argentino está convencido de que si su equipo gana con un gol con la mano y en tiempo de descuento es más feliz.

Roberto Dvoskin: Igualmente debemos dividir a la gente que va a la cancha, que genera el ingreso menor que tiene el espectáculo, de la que mira un partido por televisión desde China, que significa el ingreso mayor.

Eduardo Zimmermann:  El año pasado vino a la Universidad Rory Miller, un profesor británico que dictaba clases de Historia Económica y al que un día lo llamaron de la Escuela de Negocios de la Universidad de Liverpool. Le dijeron: «Nosotros tenemos un MBA y queremos lanzar uno para la industria del fútbol. ¿Te interesaría?» Y él se metió de cabeza, tanto que hoy lo único que hace es enseñar en la Escuela de Negocios, donde tiene 18 alumnos latinoamericanos como parte de la profesionalización de la Premier League. Miller vino a San Andrés a presentar un estudio sobre la industria del fútbol inglés, la administración de los clubes, la televisación y la globalización de los contenidos.

Ezequiel Fernández Moores: Inglaterra parece ser La Meca en cuanto a la industria de negocio del fútbol. Pero hace años el pase de Carlos Tevez a West Ham generó un escándalo, porque pertenecía a una tercera parte de la negociación: el iraní Kia Joorabchian. Es decir, no era de ninguno de los clubes involucrados en la operación. Esto fue esquivado en el contrato, pero un año y medio después saltó la verdad. A West Ham le sacaron varios puntos como castigo y le aplicaron una multa millonaria. Yo les decía a mis amigos periodistas ingleses: «Se preocupan por saber a quién pertenece el pase de un jugador, pero no a quién pertenecen los clubes». Son todas fortunas ilegales de ministros escapados de países asiáticos.

Ruso Verea: Ezequiel, nosotros vamos vestidos con un turbante por Oxford Street y nos llevan presos, pero con la misma vestimenta ponemos mil millones de libras esterlinas y nos dejan comprar un club.

Ezequiel Fernández Moores: Lo que quiero dejar en claro es que cada liga y cada país tienen su fenómeno y complejidad. No me gusta verlos como modelos porque cada uno que tiene su contracara.

Ruso Verea: La estructura del negocio, aberrante y patética, se los fagocitó a todos. Algunos son más hipócritas y otros, menos. La supuesta idea de la pasión es el gran escudo y la gran farsa para que yo pueda hacer cualquier cosa en la cancha. Uno de los pocos lugares donde eso no ocurre es en la cancha del Liverpool, donde los hinchas les piden a los jugadores que vayan al ataque. «Esto es el Liverpool, perdamos 5-4 con estos burros, pero no podemos ganar 1-0 colgados del travesaño sin atacar».

Hace 24 años trabajo en una agencia de noticias internacional. Siempre me pedían de otros países notas extensas sobre el fútbol argentino. Ahora no le interesa a nadie», advierte Fernández Moores.

Marcelo Leiras: ¿Vos decís que acá se puede apostar a eso?

Ruso Verea: No, porque hace 30 o 40 años que se instaló la idea de lograr el triunfo a cualquier precio.

Eduardo Zimmermann: Los italianos son iguales a nosotros en algún sentido. «Yo te quiero ganar como sea. Si te veo en el suelo te piso la cabeza», dicen.

Ruso Verea: Pero no vi que drogaran a ningún rival en un Mundial, como pasó con el brasileño Branco en el partido frente a la Argentina en el Mundial de Italia ’90. Si hacen eso, la Secretaría de Deportes italiana arma un escándalo. Además, aunque Fernando Niembro me quiera decir otra cosa, el modo en que se juega en la Argentina al fútbol provoca un desgaste muchísimo mayor en comparación con cómo se juega en otro lado. Porque vos vivís en el roce y el arbitraje es muy permisivo con quienes pegan.

Eduardo Zimmermann: ¿Te parece que acá hay más desgaste físico que en el fútbol europeo? Yo creo que allá corren diez veces más que acá.

Ezequiel Fernández Moores: Pero no siempre tiene que ver con correr. El argentino es un fútbol más atlético y más feo.

La charla recorrió varios puntos del fútbol local e internacional / Foto de M.A.F.I.A.

La charla recorrió varios puntos del fútbol local e internacional / Foto de M.A.F.I.A.

Ruso Verea: Cuando te dicen que el fútbol es un deporte de contacto, no te lo puedo negar. Pero quiero que me expliquen cuál contacto, porque después de un rato de partido ya tengo tres codazos en el cuello. Los arbitrajes son patéticos y permiten pegar mucho. Y ahí tenemos otro punto muy interesante: hasta qué punto el negocio maneja los arbitrajes. La gente, sin embargo, adopta todo eso.

Roberto Dvoskin: El fútbol se hace atractivo por la competencia y no por la calidad del espectáculo.

Ezequiel Fernández Moores: Hay una doble cara, porque no queremos perder, pero en la cultura de esta última década, en la que se acentuó esta situación, descendieron todos los equipos grandes menos Boca. Entonces de qué sirve la cultura del no perder si al final perdemos más.

Eduardo Zimmermann: Pero en eso hay una parte grande del empobrecimiento general de la Argentina, porque no queda un jugador como la gente; se fueron todos afuera.

Ruso Verea: Los dos últimos equipos grandes que descendieron tuvieron razones muy claras para llegar a esa instancia y para bajar de categoría. La estructura de River se basó durante 20 años en hacer todos los deberes de la AFA y negocios con las ventas de Hernán Crespo, Javier Saviola, Pablo Aimar y otros 20 jugadores más de ese estilo. En ese lugar River fue más veces campeón que Boca, pero los dirigentes se robaron todo.

Ezequiel Fernández Moores: Yo me resisto a decir que todo lo decide el negocio. Hay una frase maravillosa que dice que «el fútbol es demasiado negocio para ser sólo deporte pero demasiado deporte pasa ser sólo negocio». River se fue a la B porque no ganó los últimos nueve partidos. Si ganaba uno de esos no descendía, y ahí hay una responsabilidad directa de River.

 

Ruso Verea: Yo no le quito ninguna responsabilidad, sino que busco sumar otros aspectos a la discusión. Los equipos se van a la B porque son desastrosos. Independiente se fue porque era desastroso, no le ganaba a nadie.

Ezequiel Fernández Moores: Hay algo que también habla bien del fútbol argentino, y es que permite el descenso de River y de Independiente. Permite un Banfield campeón, un Argentinos Juniors campeón. Eso atenta al negocio, que fue un fracaso absoluto. El fútbol no vende nada. Trabajo en una agencia de noticias internacional desde hace 24 años. Siempre me pedían de otros países notas extensas sobre el fútbol argentino. Ahora no le interesa a nadie.

Ruso Verea: Hay cuestiones que tienen que ver con lo futbolístico, es cierto, pero en los momentos clave te cae la guadaña como que hay un Dios. A Julio Comparada, el ex presidente de Independiente, lo puso Julio Grondona, y el vaciamiento en el club tenía un sentido que se les fue de la mano: instalar el éxito de Arsenal por sobre Racing e Independiente, los otros dos equipos de Avellaneda.

Ezequiel Fernández Moores: Sí, pero insisto con eso de lo deportivo. Los colegas holandeses tienen la teoría de que no son campeones mundiales porque les tocaron las finales con los dos quipos locales: Alemania ’74 y Argentina ’78. Y dicen que es imposible ganarle la final a un país organizador. Sin embargo, empezaron ganando 1-0 con Alemania y los dominaron todo el partido. Hace pocos meses estuve charlando con Johan Cruyff y le pregunté por qué perdieron aquella final. No me daba argumentos hasta que me dijo: «Creímos que en una final podíamos enseñarle al mundo cómo se jugaba al fútbol». Me pareció una frase extraordinaria. Y en el ’78 tuvieron una pelota en el último minuto que pegó en el palo. Entonces, en un ambiente dominado por la dictadura y un árbitro localista, el triunfo de Holanda pudo darse.

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